
Por Ariel Torres
No haga esto en su casa. Es en serio.
Bajé a la puerta del diario para tener mejor señal de
GPS. Cuando los mapas me ubicaron correctamente, abrí la cámara y saqué
una foto al aire, a la nada.
Subí a la Redacción, conecté el teléfono a la
computadora y descargué la foto al Escritorio de Windows. Un colectivo
movido y unos árboles atrás. No servía para nada. Como foto, quiero
decir. Pero la imagen contenía algo más, oculto.
Arrojé la imagen al programa de gráficos XnView (gratis; www.xnview.com
), fui a Editar>Metadatos> Exportar datos EXIF y esto creó un
archivo de texto llamado export.txt. Lo abrí con el Bloc de Notas y
navegué hasta la sección etiquetada [GPS], donde, con la impertérrita
prolijidad de las computadoras, se leía:
Latitude Ref: South
Latitude: 34° 36.06' 0.00"
Longitude Ref: West
Longitude: 58° 22.15' 0.00"
Altitude Ref: Sea Level
Altitude: 27.7923
Convertí estas coordenadas al sistema que usan los
mapas de Google (grados decimales; más sobre esto enseguida) y obtuve lo
que se ve en la imagen que ilustra la columna de hoy. Es decir: una
vistosa flecha verde asentada exactamente en la puerta del edificio
Bouchard Plaza. Con precisión de bomba inteligente, la foto contenía las
coordenadas del lugar exacto donde la había tomado. No había necesitado
ninguna tecnología de espionaje corporativo o estatal para llegar a ese
mapa. Un software gratis y los mapas de Google.
Envié la foto por mail a una de mis cuentas. El
geoetiquetado llegó intacto. Es decir que si tomara una foto en casa y,
despreocupado, se la enviara a alguien por correo, entonces le estaría
diciendo exactamente dónde vivo. No sólo el barrio. No sólo la dirección
postal. Le estaría informando incluso en qué parte de la casa estaba al
tomar la imagen, como se verá enseguida.
De la foto al mapa con la flecha verde transcurrieron, máximo, 2 minutos y medio.
Un segundito
Hay varias formas de expresar la posición de un punto
sobre la Tierra. XnView transforma la información guardada en la foto al
sistema de Grados, Minutos y Segundos. Google Maps, en cambio, emplea
el de Grados Decimales. Así, la latitud de la puerta del diario en
Grados, Minutos y Segundos (34° 36.06' 0.00" Sur) se convierte en
-34.601. El signo menos es porque estamos ubicados debajo del Ecuador.
La longitud se convierte en -58.369167 y, en este caso, el signo menos
es porque estamos al oeste del meridiano de Greenwich.
Google explica el asunto aquí: https://support.google.com/maps/answer/2533464?hl=es . No hace falta romperse la cabeza haciendo la conversión; aquí hay una herramienta (de muchas) para convertir coordenadas: www.earthpoint.us/Convert.aspx Este sitio además crea el archivo KML para Google Earth.
¿Acepta cancelar o cancela aceptar?
El tema del geoetiquetado de las fotos no es nuevo,
pero se pone al rojo vivo ahora, cuando casi cualquier smartphone puede
insertar las coordenadas geográficas dentro de las fotos. Cierto,
normalmente el sistema operativo te advierte que la aplicación de la
cámara quiere acceder a tu ubicación, pero lo hace en esa inescrutable
jerigonza informática que hace que una proporción no menor de los
usuarios responda Aceptar. Desde ese momento, todas las tomas estarán
geoetiquetadas. Y hay más.
Como para recibir la información de GPS el smartphone
tiene que tener acceso directo al cielo abierto, uno tiende a creer que
la geolocalización por medio de Wi-Fi no será tan exacta. Pero no es
así. El teléfono sabe perfectamente dónde están los Wi-Fi que usás a
menudo, entre otras cosas porque mucho antes de perder señal de los
satélites GPS ya se conectó a esos Wi-Fi. Así que incluso por medio de
la geolocalización basada en redes inalámbricas el posicionamiento tiene
una exactitud que sorprende. O asusta, como quieran. Ambas cosas, me
temo.
Quería saber qué tan exactos son los GPS de uso civil y
doméstico. Así que hablé con Mauricio Gende, doctor en Geofísica,
profesor de Referenciación en Geofísica de la Facultad de Ciencias
Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata e
investigador del Conicet, que me envió un meduloso mail con la
explicación de cómo operan los sistemas de posicionamiento global.
Los próximos párrafos son un poco técnicos y pueden
saltearse sin perjuicio. En total, la exactitud de los GPS domésticos
está en el orden de los 7 metros en el sentido horizontal y de 12 en el
vertical.
De códigos y portadoras
He aquí el porqué, tal como lo puso Mauricio:
"GPS tiene la información, los códigos C/A y P, y otras
dos señales, llamadas portadoras L1 y L2. Los códigos C/A y P modulan a
las portadoras (C/A modula sólo a L1 y P modula a L1 y L2). Se supone
que L1 y L2 no tienen información, por lo que, en principio, no se usan
para la versión más básica de posicionamiento.
"Pero el ruido de las portadoras es cercano al
milímetro (menos, en realidad) y el de los códigos es de varios
decímetros (P es mejor que C/A). Por eso, si se pudiera usar L1 o L2, la
exactitud con la que se puede posicionar algo es potencialmente muy
buena, en el nivel de los centímetros.
"Ahora bien, salvo aplicaciones raras, para científicos
o ingenieros, que son una porción muy chica del mercado, casi todas las
aplicaciones usan GPS llamados navegadores, que tienen estas
características:
- "Observan sólo sobre portadora L1.
- "No observan el código P, de lo que se deduce que observan sólo C/A.
- "Tienen relojes (osciladores) internos baratos,
los de cuarzo comunes presentes en otros equipos de electrónica, lo que
aumenta el ruido en los datos observados.
- "No guardan lo que observan (la pseudodistancia
satélite-receptor), sino el producto final del algoritmo de
posicionamiento: las coordenadas. Esto es crítico porque si no guardás
el dato medido, sino un derivado, no podés corregir las observaciones.
"En conclusión: en horizontal tenés 7 metros de error el 95% del tiempo y en vertical, 12 metros.
Sorpresa: si no fuera que el GPS de mi smartphone tiene
un montón de limitaciones, podría geolocalizarme con un error de unos
pocos centímetros. Cuando hablamos por teléfono, Mauricio me aclaró,
además, que el 95% del tiempo los GPS domésticos tendrán un error de
menos de 7 metros. Que fue exactamente lo que ocurrió en el caso de la
foto tomada en la puerta del diario: si hubo algún error fue mínimo.
Números a todo color
Ahora, ¿cómo es posible que una foto guarde coordenadas
geográficas (y un montón de otras cosas, para el caso, como la marca y
el modelo de la cámara, la fecha, la hora y los parámetros de la toma)?
Es una pregunta que me hacen muy a menudo. De hecho, conozco una persona
que, sin más, se negó a creer en semejante delirio. Cuando se lo
demostré con hechos, dio por sentado que le estaba haciendo alguna clase
de trampa. "Ustedes los informáticos son todos iguales", sentenció. "No
soy informático, soy periodista", observé. "Ustedes los periodistas son
todos iguales", replicó, mirando incrédulo el mapa en la pantalla, con
la foto satelital de su casa, su pileta y su quincho.
El asunto es que una foto ya no es una foto. La
fotografía convencional, la de película en acetato, contenía sales de
plata modificadas por la luz y sometidas luego a una base fuerte (el
revelador). En el caso de las imágenes a color, se añadían algunos
pigmentos. Era algo material. La imagen estaba atada a la sustancia: el
acetato, las sales de plata, los pigmentos, el papel.
Las fotos digitales funcionan de una manera muy
diferente. En lugar de película tenemos un sensor que convierte la luz
en electricidad. La información eléctrica se digitaliza -se convierte en
unos y ceros- y se graba en la memoria del smartphone o de la cámara.
Esos unos y ceros representan las zonas de luz y sombra y los colores.
Pero ya no hay sustancia. Los números viajan libres, como señales
eléctricas, entre redes y satélites, se asientan como pulsos magnéticos
en la superficie de los discos duros, se almacenan en las celdas de una
memoria flash, activan los puntos de luz de una pantalla. Están y no
están. La fotografía, como casi todos los tipos de información que
conocemos, se ha desencarnado, ya no está anclada a la materia; existe
sólo como una intangible cadena de unos y ceros.
Esto tiene una consecuencia prodigiosa: para las
computadoras da lo mismo la imagen que el texto, el video, el sonido o
cualquier otro tipo de información, como la masa de un Jumbo 747 o la
densidad del molibdeno. Todo se transforma en números. De modo que
incorporar a un JPG la fecha y hora de la toma y las coordenadas
geográficas no representa ningún problema. Esta información no visual se
conoce genéricamente como metadatos.
En general nos cuesta abandonar el pasado, por eso
seguimos viendo las fotos como fotos. Pero ahora son archivos numéricos,
nada más. En su interior podemos meter cualquier clase de información
que queramos. El epígrafe y el nombre del fotógrafo, por ejemplo. Algo
más sobre metadatos, aquí
: En el caso de las coordenadas geográficas, se usa el formato EXIF
(por Exchangeable Image File Format), disponible para archivos del tipo
JPG, TIFF y WAV.
La persistencia del GPS
Estuve probando qué hacen los servicios más populares
con la información EXIF en general y con las coordenadas geográficas en
particular. Los resultados a continuación son temporales, favor de
anotar; las compañías están cambiando sus políticas y métodos
constantemente.
Facebook, por ejemplo, elimina todos los metadatos de
las fotos. Aunque hay quejas a causa de esto, ya que también se elimina
la información que concierne al copyright, es una buena noticia para la
privacidad. Estamos subiendo demasiada vida privada a Facebook y, si las
coordenadas permanecieran intactas, los sociópatas se harían un festín.
Instagram, que pertenece a Facebook, también limpia esa
información, excepto que le pidamos que la incluya por medio del botón
Añadir al mapa de fotos.
Twitter, teóricamente, y así ocurrió con una foto
subida desde una computadora usando TweetDeck, elimina los datos EXIF.
Pero otra, que un amigo subió desde su iPad, usando el método de
compartir de la galería de fotos, apareció en mi línea de tiempo con las
coordenadas geográficas intactas.
Skype no quita los datos EXIF. Tampoco el correo
electrónico, aunque aquí afecta en parte la intermediación del programa
que usemos. Enviado desde Gmail a otra cuenta de Gmail, las coordenadas
geográficas permanecieron intocadas. En cambio, al pasar esa misma foto
por Hangouts (el chat de Google), las coordenadas desaparecieron. De
Gmail a un Outlook 2003, lo mismo, si embebía la imagen (la arrastraba
al editor de correo de Gmail); ahora, si usaba la función Adjuntar,
entonces las coordenadas llegaban sanas y salvas.
¿Y si subís una foto a tu blog? En Blogger, Wordpress y
Tumblr, los metadatos desaparecen. Pero en uno de los más populares y
mediáticos del momento, Pinterest, la foto subió sin cambios, propalando
mi posición geográfica sin escrúpulo.
Como ven, las combinaciones son tantas que, aparte de
que resulta virtualmente imposible probarlas todas, es impensable que
uno pueda recordarlas al momento de subir una foto. Este nudo gordiano
requiere que nos comportemos como Alejandro Magno.
Ubicate
Es decir, cortar por lo sano. Hay dos posturas, en este
sentido. Una, activar el GPS para la cámara solamente cuando estamos de
viaje o en cualquier otra circunstancia en que necesitamos que las
fotos registren dónde se ubicaban esas escenas. Este es mi método
preferido.
Para desactivar y activar la geolocalización de la
cámara en los Androides (hay variaciones aquí, pero no es difícil
encontrar la opción) hay que ir a la cámara, tocar el botón de menú,
tocar ajustes y luego tocar en el engranaje. Allí estará la explícita
opción Etiqueta GPS.
En iPhone/iPad hay que ir a Ajustes> Privacidad>
Localización. Allí, de una manera muy sencilla, se puede permitir o
bloquear el acceso al GPS de varias aplicaciones; entre otras, la
cámara.
Dos, mantener siempre activo el GPS y, antes de
compartir una imagen por correo o Skype, erradicar los metadatos EXIF.
Hay varias aplicaciones para esto, pero, de nuevo, en este punto, mi
favorita, por lo fácil de usar, es XnView. Hay que ir a Editar>
Metadatos> Quitar datos EXIF. Sólo se preservarán la fecha y la hora
de la toma